Día a día, crece en mí la certeza de que, en definitiva, todos somos uno. Desde algún lugar, estamos sutilmente interconectados, los seres humanos, la naturaleza y todo el cosmos. Aunque mantenemos nuestro ser individual, funcionamos en conjunto. Cada pensamiento, acción, palabra, sentimiento y emoción se integra y transforma esa red.
Con mayor frecuencia me invade el asombro ante las múltiples coincidencias, como pensar en una persona y que en ese instante ella se haga presente, que me intereso por un tema y frente a mí está el libro que me lo amplía o que tengo una idea para plasmar y miro a mi alrededor y justo está alguien trabajando en una idea similar.
La mirada ecológica nos permite reconocer con gran claridad que cada problema tiene consecuencias en ámbitos imprevisibles, y nos sacude a todos. Somos partícipes de todo lo que sucede, tanto de la felicidad de unos como del drama de otros. Estamos interrelacionados, comprendamos nuestra responsabilidad en lo que pensamos, decimos, sentimos o hacemos. Tomemos conciencia que somos parte de ese gran ser viviente en permanente transformación. Somos co-responsables del resultado.
Esta temática, me moviliza en lo más profundo de mi ser y es lo que expresan plásticamente mis obras en la serie “Todos Somos Uno”